Cara contra cara en la manipulación de la conciencia:

Por Norge Manuel Peña Hernández

El verdadero poder descansa en la confianza, cuando los hombres, las instituciones y los gobiernos, acometen sus acciones alejándose de la verdad, cuando traicionan constantemente sus palabras en cualquier ámbito, la confianza desaparece y con ella, la capacidad de comunicar. Digo más: la relación misma con el pueblo, se perjudica.

Los cubanos fueron siempre, a lo largo de su historia, seres de abundantes palabras, de fluidez en la expresión, pero el cubano aborrece la palabrería sin coherencia con la moral, por eso no gusta de la politiquería. Venga de donde venga, ya sea de los buenos, ya sea de los malos, el liderazgo sin actos verdaderos de amor, le resultan a lo bíblico -aunque sean como lenguas humanas y angélicas- metal que resuena y címbalo que retiñe. El liderazgo sin confianza, deja de ser.

Nuestro pueblo, de país pequeño y masas de hombres universales, ha sido siempre aquel donde la mayoría fue tras los héroes, no por su inteligencia, cargo o riqueza, sino por el hecho de ser ejemplos de sacrificio en la causa que defendían. Cualquier adversario de esta nación, sabe muy bien que, si quiere sumirla en el caos o destruirla, lo primero que ha de atacar es la legitimidad de sus mejores valores, cuestionando a quienes los representan y ensalzando a quienes los degeneran.

Una clase social, subestimando el poder de la Revolución, terminó expulsándose a sí misma de Cuba, pocos años después de 1959. Los ricos capitalistas y terratenientes, pensaron que la Revolución no duraría mucho tiempo, que pronto estarían de vuelta. Pero la Revolución les ha durado más de 60 años. En ese lapso de tiempo, lo probaron todo para acabarla: asesinatos, atentados, invasiones, guerra mediática, bloqueos. No pudieron.

Aquellos expropietarios tuvieron que irse acostumbrando a una nueva realidad y empezaron a hacer en el extranjero lo que ya no podían hacer en Cuba: cualquier negocio rentable, aunque fuera ilícito, cualquier tipo de política, aunque fuera de la peor forma.

La frustración de no poder colocar todas las bombas que querían, dentro de este país, los llevó a colocarlas entre los mismos emigrados, en cualquier casa que le oliera a comunismo. La frustración de no poder penetrar con sus radios y televisoras en la Isla, les hizo fabricarse toda una maquinaria mediática para la manipulación hacia sí mismos.

Poco a poco crearon un mundo distinto al nuestro. Seguían siendo cubanos, pero de una naturaleza diferente. Llenos de rencor, de resentimientos, de frustraciones heredadas de generación en generación, despreciados por el gringo en su calidad de latinos, distanciados de la nación que les había dado el origen, por no ser capaces de entender la lógica de los nuevos tiempos, cada vez más separados de los otros, de los que se quedaron (los hijos de los obreros y campesinos, de los hombres y mujeres humildes de la Patria).

Aquella clase social, ahora conformada por sus nuevas generaciones, quiere volver. Desde ya nos avisa de lo que le ocurrirá a Cuba cuando lleguen. Lo que hicieron antes del triunfo de la Revolución van a repetirlo. Volverán como manada de hienas, a devorar todo cuando 65 años de espera les negó. La manada está hambrienta y quiere sangre.

No gobernarán este país sus ingenuos lacayos de aquí, desconocedores de la historia y de la cultura, o marginales, o ansiosos de protagonismo y del dinero fácil. No, esos serán usados como peones. Vendrán a dominarlo los dueños del capital, los políticos cubanos-estadounidenses, los que nacieron allá escuchando de la rabia de sus padres y abuelos contra Fidel y el socialismo. Vendrán como césares triunfadores, a reclamar posesiones e inmediatamente, se olvidarán del pueblo. Harán al descaro y multiplicado, todo cuanto hoy critican de sus enemigos de clases.

Cuba regresará a la neocolonia, a los gobiernos de turno, pletóricos de promesas incumplidas, de votos comprados y elecciones fraudulentas, de trata de blancas y prostíbulos, de niños sin escuelas y maestros sin trabajo, de tráfico de órganos y de drogadicción, de ventas de armas de fuego y tiroteos en plena calle, de golpes de estados y de militares asesinos, de dueños de hoteles y mafia internacional. Regresará la crónica roja, amarillista y sensacional. Prosperarán, sí, los capitalistas, pero no los novatos de aquí, sino los experimentados de allá.

El debut de las redes socio-digitales en esta nación nos trae consigo los primeros síntomas. Los hijos de padres fidelistas ponen en duda las bases de la Revolución. Las nuevas generaciones son el público preferido de los contenidos, que la rancia aristocracia miamense patrocina, por la misma razón que los esclavistas preferían al negro africano joven: su desconocimiento del pasado más lejano, su desconocimiento de la historia.

A esa generación bisoña, desconectada del pasado, -pero no de un celular-, la promesa de un cambio próspero les ciega el ánimo como a nómadas en el desierto: cada resplandor les parece un oasis, cada oasis no es más que una ilusión. Aquellos que se fueron poco después del 59 nos habían casado con la mentira y hoy nos quieren volver a casar otra vez. Las prácticas de entonces se repiten, pero ahora más sofisticadas: a cada rato hay que desmentir una fake news.

De pronto vemos a Omar Santiesteban Aguilera, gloria del deporte cubano, tunero, abandonado en La Habana “por un gobierno imprudente que no sabe cuidar a los suyos.” La noticia se esparce como pólvora. Las redes estallan. “¡Esta dictadura no da más! ¡Cuánta ineptitud!”  CubaNet Noticias da la primicia. En cuestión de nada las reacciones no se hacen esperar: 17 mil like; 4,4 mil me entristecen; 504 me encantan; 241 me asombran, 236 me importan; 52 me enfadan; 24 reacciones de me divierte; 4 mil 900 comentarios; 474 veces compartido.

La foto del héroe, de anciano digno y bravo como Maceo, puños en alto, nos conmueve a todos. Hay que hacer algo. La sociedad entera se estremece, aún los más inteligentes se levantan indignados de sus asientos. Solo que…hay un pequeño detalle desapercibido. Este hombre no es quien dice ser. A cientos de kilómetros de allí, en su casa, ajeno completamente a lo que está sucediendo, el verdadero Omar Santiesteban descansa con los suyos, en la calidez del hogar.

He aquí la trampa cierta: el gobierno no fue quien olvidó al héroe, los que olvidamos al héroe fuimos muchos que no vivimos sus momentos de gloria. Nosotros, esos que no conocíamos de su trayectoria, que fuimos tan ignorantes que nos pusieron delante al minotauro y dijimos que era Hércules, que nos pusieron delante a Resoples y dijimos que era Elpidio Valdés. Nos habrían puesto a cualquiera y lo habríamos creído, porque simplemente no conocíamos. Hemos sido víctimas de la manipulación. Prepárense para la próxima función, porque esta magistral pieza de teatro ha terminado. Ha logrado su cometido, pero no será la última.

La mentira fue consumida con ansias, y ahora la verdad, quizás ignorada. Este es el post de Orlando Cruz Vázquez, tres días después, desmintiendo la bola lanzada por CubaNet: 136 me gustan, 7 me encantan, 1 asombro, 20 comentarios, 85 veces compartido. Simplemente, no hay comparación.

De Omar Santiesteban se ha hablado y divulgado por las fuentes oficiales más de lo que se piensa: Visión Tunera habla él en su canal de Youtube -en varios videos que no fueron publicados ayer-, sino hace 3 o más años; Ecured le dedica un artículo; la prensa tunera digital también le ha dedicado sus espacios; en Facebook existen más de una publicación felicitándole en cada cumpleaños; tiene un libro socializado con sus memorias, pero…de las nuevas generaciones, al menos entre los indignados, las reacciones revelan que pocos saben quién es este hombre.

Se habló de él muchas veces antes. Pocos escucharon: “propaganda de la dictadura.” Ahora, de pronto, una multitud preocupada por su suerte. Se han rasgado muchas vestiduras al estilo de los fariseos. Luego, volverán a Omar al olvido, pues lo importante para ciertas agendas desinformativas, no es Omar, sino seguir alimentando el discurso contrarrevolucionario y para eso sacarán el sumo a lo que sea. Maquiavelo palidece ante tal grado de frialdad.

Si no aprendemos a dudar, a pensar y a discernir la verdad detrás de cada mensaje, si nuestros primeros impulsos ante el sensacionalismo se confunden en medio de este fuego cruzado, nos volvemos víctimas de la mentira y por ese camino, una vez más se cumplirá el axioma de que los que olvidan su historia están condenados a repetirla. Serguei Kara Murza, en su libro Manipulación de la Conciencia, lo dice: generan mucha desinformación, ligada con hechos verdaderos, al punto de que los públicos ya no pueden determinar qué es lo real de lo que no lo es. Es la manipulación de la conciencia en marcha, una manera más de socavar la confianza.

Los grandes propietarios en el norte, desplazados por la Revolución de un pueblo cansado de sus malas costumbres, sonríen: nos casaron con la mentira una vez y quieren volverlo hacer. Como en la película cara contra cara, el bueno será llamado malo y el malo será llamado bueno; lo falso será llamado cierto, lo cierto será llamado falso. Se ha suplantado una identidad, pero para ellos, eso no importa, “el fin justifica los medios.”

 

 

Universidad de Las Tunas