Código de las Familias: por una sociedad más inclusiva

Por estos días el nuevo código de las familias constituye uno de los temas más recurrentes en las agendas públicas, no solo por lo renovador e inclusivo que es, sino también por incidir de una forma u otra en la vida de todos los ciudadanos de cualquier edad. En medio de un proceso de consultas populares, iniciado en el mes de febrero, se sostuvo una entrevista con varios profesores de la Universidad de Las Tunas para conocer su posicionamiento con respecto a este proyecto que pretende transformar, para bienestar de todos, la sociedad cubana actual.
“Es un ejercicio de democracia, nuevo para el pueblo de Cuba. Un ejercicio que nos obliga a adquirir una cultura, en un contexto donde nos vemos necesitados de adquirir conocimientos sobre qué dice el código, más allá de hacia dónde nos quieren direccionar las personas que pretenden que olvidemos cosas de esencia que son importantes para el desarrollo de nuestra sociedad”, dijo Ania Caballero Leyva, profesora de Filosofía de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas.
Uno de los temas que incluye el nuevo código de las familias y, sin lugar a dudas, de los más abordados durante las consultas populares es el del matrimonio homosexual. En este sentido la M. Sc. Yaumara González Olivet, coordinadora de la carrera de Comunicación Social, explicó: “Hay parejas homosexuales que muchas veces hacen toda una vida juntos, construyen un patrimonio juntos y cuando uno de los dos muere el otro queda totalmente desprotegido, a merced de lo que decida la familia del difunto. Con este código se pretende que esas personas tengan derecho sobre esos bienes adquiridos durante la relación como una pareja heterosexual y que puedan, incluso, adoptar un niño. Y este es otro punto importante: la adopción. El nuevo código también facilitará la adopción a parejas infértiles, madres solteras, personas que no puedan tener hijos por diferentes razones y que hoy tienen que enfrentar trabas para adoptar”.
Sobre el derecho de cada persona a ser respetada sin importar sus preferencias, opinó la Dr. C. Celia Díaz Cantillo: “Nosotros tenemos que aceptar a nuestro compañero tal y como es, aceptarlo e incluirlo en el desarrollo de la sociedad, compartir con él la economía, lo político, el desarrollo cultural, sin excluirlo por su orientación sexual o por su raza. Este proceso del nuevo código de la familia nos lleva a una mejor actitud ante la vida, a un proceso consciente ante la vida”.
“Este código de la familia viene a parecerse a lo que ya yo tengo. Yo he estado conviviendo con estas particularidades y lo voy a legislar ahora. Me parece que es un derecho, es una necesidad, si queremos ser honestos con nuestros principios.
Nos queda el reto desde la academia de educar, de llevar de la mano a nuestros jóvenes y a la sociedad en general al conocimiento de las esencias del nuevo código, para obtener un mejor ciudadano y, con ello, un mejor proyecto social”, refirió Caballero Leyva.
A partir de sus experiencias investigativas sobre la identidad, la mismidad y la otredad, la Dr. C. Elemnia Álvarez Merino, considera:
“Se trata de un código más inclusivo, más amplio, más parecido a la sociedad cubana actual, defensor de los diferentes grupos etarios. No le estamos imponiendo a nadie un criterio, sino el respeto a las diferencias de cada persona. Yo soy yo, diferente a los demás, pero también tengo puntos que me igualan a esa otra persona”.
“Hoy nosotros estamos hablando de hombres y mujeres de buena voluntad, con buenas prácticas sociales, que se respeten los unos a los otros. No estamos acá para enjuiciar los gustos y preferencias individuales. El código de la familia va dirigido hacia el progreso social. Lo importante son los valores de cada persona”, sentenció Álvarez Merino.

Universidad de Las Tunas