Las tres veces de Fidel en Jobabo

Las Tunas.- En 1958, cuando Luis Álvarez Oliva estuvo en la comandancia de La Plata, le dijo a Fidel que si la Revolución triunfaba lo único que quería, era que personalmente le entregara el título de la tierra a su papá. En 1959 se lo recordó allá en La Habana y… “el día menos pensado, sin avisar ni nada, se apareció el Comandante en la finquita de los viejos, y les dio el título de propiedad de la tierra a nombre de mi padre”, reseña.

Rememora Luis, un hombre con una rica trayectoria revolucionaria que prefiere no abordar en público, y complementada con esa devoción por el privilegio de tan egregia visita: “Yo no estaba en ese momento, solo mi mamá y mi papá. Cuenta la vieja que Fidel llegó con un grupo de hombres, recorrió la finca, conversó con mi papá acerca de las posibilidades de riego que tenía allí con el arroyo a un costado, y tomó café en la casa. ¡Fíjese, que todavía tenemos el mortero en el que se piló el café ese día!”.

Aunque no se tiene la fecha fija de este suceso ni memoria gráfica que lo corrobore, por los cálculos, todo indica que esa resultaría la primera vez que el Líder de la Revolución estuvo en Jobabo, y que en total serían tres veces, no dos como actualmente se recoge en la historia. La finca de Luis, ese sitio donde él siente aún la presencia de Fidel, a quien estrechó la mano en reiteradas ocasiones, está a medio camino entre La Portada del Moro y El 23.

Pero al igual que Luis, Juan Ramírez Leyva no borra de su memoria las palabras del eterno rebelde aquella vez en 40 Pesos, cuando vino para Nochebuena a cenar con la brigada encargada del desmonte para la siembra de arroz. Relata: “Yo era un muchachón, y andaba por aquí por el pueblo cuando me enteré que Fidel iba a estar en ’40’. Oiga, di media vuelta y enderecé para allá. Efectivamente, allí estaba el Comandante pronunciando su discurso sobre una tarimita de madera. Llegué a pie, pero estuve allí.

“Prácticamente yo estaba debajo de la tarima donde habló, a unos cinco o 10 metros”, evoca con orgullo Juan, y unas cuantas lágrimas en la mejilla. “Ese hecho, que sucedió el 24 de diciembre, me motivó y el 8 de enero me recluté en la brigada. De ahí nos fuimos a Zabalo, Bayamo y Camagüey…. Todo partió de 40 Pesos, por ver a Fidel”.

Ya en 1996, ante la presencia del mandatario cubano en La Punta, medio Jobabo asistió. Hay anécdotas que relatan desde las personas que dejaron la casa abierta o el fogón encendido con olla de presión pitando, hasta quienes se fueron poniendo la ropa en plena calle. Era impresionante ver la plaza tan llena, el mismo Comandante lo dijo en su discurso.

Decenas de jobabenses tienen su historia ligada a Fidel ese 31 de marzo de 1996, como Rosa María Figueredo Izaguirre, la niña que declamó para él y después de sus emocionantes versos se echó a llorar de la emoción, entonces el invicto hombre de verde olivo la abrazó y besó en la mejilla. “Han pasado 22 años y lo recuerdo como si fuera ahora. Jamás olvidaré ese instante”, dice Rosa con la voz entrecortada.

Tomado de Periódico 26

Universidad de Las Tunas
Ernesto Alejandro Campos Domínguez

Ernesto Alejandro Campos Domínguez

Webmaster de la Universidad de Las Tunas, Cuba.