El ejemplo de Martí:

Decía el Che en una ocasión que había muchas formas de honrar a nuestro héroe nacional, pero que la más importante estaba en la conducta cotidiana: “Quizás ninguno pueda ser Martí, pero todos podemos tomar el ejemplo de Martí.”

El más universal de los cubanos compendiaba en su personalidad todos los valores y todas las virtudes imaginables. La sensibilidad del poeta, la lucidez del científico, la intransigencia del militante, la acuciosidad del periodista, la visión del profeta, la determinación de un apóstol,  la perspicacia del estratega político y militar.

Y porque “Honrar, honra” nosotros ya venimos con la cabeza descubierta, la mano sobre el corazón y solemnemente, ante la cercana fecha que conmemora su nacimiento, para hacer como él hizo a través de sus discursos y a través de la acción, ante la gloria de otros.

Para los estudiantes universitarios, Martí será el modelo de consagración al estudio, en el dominio de su especialidad, porque entienden que la inteligencia sin entrenamiento nos hace lucir como faltos de ella y porque comprenden que la capacidad sin esfuerzo se pierde. Verán también en Martí el ejemplo del amor al conocimiento por el bien común, por el bien de la Patria, porque la suerte de la Patria es la suerte de todos.

Los docentes advertirán en nuestro héroe universal esas cuestiones y también, el llamado a superarse, de enriquecerse en la aprehensión de la cultura, en la reafirmación de los principios que nos sostienen, en el liderazgo; en la perseverancia a pesar de las circunstancias difíciles y en la decisión de coronar con el éxito nuestros objetivos.

Recordemos, en medio del esfuerzo por ser mejores de los que somos, aquellos versos martianos que rezan que “todo, como el diamante, antes que luz es carbón” y que debemos amar hasta la locura este tiempo de los intentos, esta hora que no brilla, y sino, ni intentarlo, porque sólo el amor consigue encender lo muerto y porque sólo el amor engendra la maravilla.

Concordamos, entonces, con lo que decía el Che. No podremos estar nunca a la altura de este prócer patrio, pero sí podemos seguir su ejemplo, y esa será siempre, más allá de actos, matutinos, flores y frases bonitas, la mejor forma de honrarlo. Nosotros no convertiremos héroes en estatuas, sino que con nuestro actuar honrado, cotidiano, haremos que héroes como él vivan en nosotros.

Universidad de Las Tunas