SUEÑO AMERICANO

La violencia policial en la nación del “sueño americano” forma parte indisoluble de la cultura de la intimidación a las personas, especialmente contra los llamados afro descendientes, enraizada desde los inicios de su historia; el reciente linchamiento a   un negro, en pleno día y a la vista de todos, se inscribe en la lista de otros tantos crímenes de odio, la mayoría de ellos impunes, adjudicados a la policía del Estado que se autoproclama paladín de los Derechos Humanos a escala global. Forma parte de la cotidianidad de ese país el vejamen a las llamadas minorías étnicas, el desprecio al otro, la burla al desvalido; solamente un cambio radical de paradigma sociopolítico en EE.UU. pondría fin a ese estado de cosas.

Un presidente que estimula el odio, que no hizo nada para evitar la propagación de la pandemia (más de un millón y medio de contagiados y 100 mil muertos es el saldo, hasta este minuto, como muestra de la incapacidad de un gobierno cuya ética se fundamenta en la amenaza del uso de la fuerza y el despropósito), que se retira caprichosamente de convenios y acuerdos internacionales, que apoya resueltamente el magnicidio que se comete contra los Palestinos, entre otras trapisondas, no constituye un ejemplo  de hombre cabal  para liderar ningún pueblo. Algún día los burlados, los asediados, los repudiados de ese gran país alcanzaran su verdadera libertad, para bien de América y del Mundo.

AFROAMERICANO

El término afroamericano, surgido en la década de los años 60 del pasado siglo, ha cobrado notoriedad mediática por estos días como resultado del linchamiento de un afrodescendiente, un negro, por un policía blanco, en EE.UU., que le aprisionó  el cuello con su rodilla durante ocho minutos sin inmutarse al escucharle decir, casi como un susurro, “…no pudo respirar”; triste situación la de ese país donde el odio racial se ha empoderado; una más de las manifestaciones de un sistema sociopolítico decadente, que sucumbe lentamente por sus propias contradicciones insolubles en el contexto de su propia realidad enajenante.

La denominación de afrodescendiente o afroamericano, si se refiere a los descendientes más inmediatos de los africanos traídos por la fuerza como esclavos al Nuevo Mundo, está bien empleado aunque es discriminatorio de por sí; fuera de esa consideración es una redundancia en tanto todos los seres humanos somos afrodescendientes: La ciencia ha corroborado el génisis de los humanos en África: el  Adán cromosómico  y la Eva mitocondrial, ambos constituyen nuestra estirpe, aparecida hace más de 156.000 años  en el llamado continente negro.

Universidad de Las Tunas
Ernesto Alejandro Campos Domínguez

Ernesto Alejandro Campos Domínguez

Webmaster de la Universidad de Las Tunas, Cuba.