5 de julio de 1896 – Cae en combate José Maceo, en Loma de Gato.

Hijo de la madre inmortal Mariana Grajales y de Marcos Maceo, José nace en febrero de 1849 en Majaguabo, San Luis, Oriente, cuatro años después que su hermano Antonio. El afamado León de Oriente fue el único de la estirpe que combatió en las tres contiendas bélicas; de los 30 años que duró la gesta de independencia, participó en 28, pues sólo la muerte pudo bajarlo del caballo de la guerra.
Al concluir la guerra de los Diez Años ya era coronel. Después de figurar entre los que protestaron en Mangos de Baraguá por el ominoso Pacto del Zanjón no salió de Cuba, y trabajó activamente junto a Guillermón Moncada, Quintín Banderas y Bartolomé Masó, en la zona oriental, para crear las condiciones propicias del nuevo estallido insurreccional.
Al término de la Guerra Chiquita, con grados de General de Brigada, llegó preso a Chafarinas (Africa) en 1880, y logró su fuga dos años después. Huyendo y en el exilio conoció Argelia, Nueva York, Kingston, Panamá y Costa Rica. Formó parte de la expedición que condujo Flor Crombet y que desembarcó por Duaba el primero de abril de 1895. Desde esa fecha y hasta que hizo contacto con las fuerzas de Periquito Pérez escenificó su increíble “Odisea”, sobreviviendo solo con cien balas y su Winchester, eludiendo la tremenda persecución de las guerrilleros de Yateras, alimentándose de naranjas agrias y caminando un aproximado de cuarenta leguas.
José Maceo combatía siempre al frente de su tropa, revólver en mano que de vez en cuando disparaba volviéndose después a los suyos para darles ánimo. El día de su caída en Loma del Gato estaba próximo a un encuentro con el Generalísimo Máximo Gómez. Se había ganado el respeto hasta de sus enemigos que lo temían; por su decisión y coraje convertía en victorias aparentes derrotas. Participó en más de 1500 combates y tenía en su cuerpo 19 marcas de bala como medallas de luchador incansable por la independencia de Cuba

Universidad de Las Tunas
Observatorio Social

Observatorio Social

… tengo un catalejo con él la luna se ve, Marte se ve, hasta Plutón se ve, pero el meñique del pie no se me ve. Tengo un catalejo, cuando lo pongo al revés no sé entender y lo pongo otra vez en su lugar, porque así es como único sé mirar...